Corrupción presidencial

Raúl Wiener / laprimeraperu.pe
De los viejos políticos de prosapia se solía decir que amaban el poder por el poder, y por eso es que podían cobrar un sol por presidir una Constituyente, o salir de la presidencia con los mismos bienes con que ingresaron, y a lo sumo ser culpados de andar distraídos cuando sus allegados metían las uñas en las arcas públicas.

Alan GarciaSi era cierto o no, ya casi no interesa, pero nadie imaginaba a un presidente escapando del país en pleno ejercicio del cargo para trasladar bienes mal habidos, pidiendo protección en el país de sus ancestros. U otro exgobernante abriendo subrepticiamente cuentas millonarias en naciones donde hay bajo control financiero, con dinero que no se sabe de dónde salió.

Y, otro más, el más desvergonzado de todos, recibiendo plata directamente de las empresas que fueron favorecidas por su gobierno, bajo la forma de conferencias hiperpagadas, directorios, acciones, etc., como confirmación de su lema favorito “la plata llega sola”. No hay duda que estamos en otro tiempo.

Porque ahora los distraídos y atontados son los del entorno que tienen que aceptar el papel de justificar como puedan las nuevas fortunas de los expresidentes, los silencios herméticos de Fujimori, las mentiras escabrosas de Toledo y el cinismo olímpico de García, que resumen la personalidad de cada uno de estos personajes.

La maniobra infantil del “cholo” de Cabana, para burlarse del Congreso (que se dejó mecer) y que conduce a cualquier persona medianamente inteligente a la conclusión de su culpabilidad, tiene detrás una corte de ayayeros y una mediana portátil de gente que cree que si su líder escabulle a la justicia podrá volver a ser presidente.

Pero ha querido el destino que el mismo día en que Toledo hacía la finta de querer declarar cuando no tenía nada que agregar a sus mentiras previas, la otra noticia fuera que a Alan García lo habían nombrado como integrante del Consejo Asesor Internacional de la empresa española de electricidad Abengoa.

Por supuesto que es una mera coincidencia que el Estado peruano, bajo gobierno aprista, le diera una concesión por 106 millones de dólares a la misma empresa y el usufructo de la obra Carhuamayo-Cajamarca-Carhuaquero por 30 años, como lo han sido la mayor parte de conferencias internacionales a 50 mil dólares la hora que el ego colosal, que es experto en cualquier cosa, dicta para empresas amigas en diversas partes del mundo.

Toledo-García-Fujimori, son los nuevos ricos del poder cuyos defensores nos encaran insistiendo en la supuesta legalidad de sus actos con frases como: Maiman puede hacer con su dinero lo que quiera; García ha documentado los fondos para sus propiedades; Keiko vive de prestado en la casa de su tía buscada por corrupción; etc. Nos toman por idiotas, o creen que el sistema nos obliga a hacer como si lo fuéramos, y esperar todavía que vuelvan al poder.

V o l v e r